Sabemos que el azúcar tiene diversos efectos negativos para la salud. Sabemos también que sustituir el azúcar por una ingesta elevada de edulcorantes tampoco es la solución. Vamos a repasar algunos estudios sobre el tema para conocer cómo influye la ingesta de bebidas azucaradas y las que llevan edulcorantes en el riesgo de sufrir ciertas enfermedades.
Cómo responde tu cerebro ante una bebida azucarada
Un artículo publicado en marzo de 2017 en la revista Alzheimer’s & Dementia habla de los efectos de este tipo de bebidas en relación con deterioro de las capacidades mentales.
Con una muestra en torno a 4000 sujetos, empleando materiales como pruebas de imagen (resonancia nuclear magnética), pruebas de capacidades cognitivas, cuestionarios sobre alimentación, etc. Los investigadores encontraron una relación entre la ingesta de bebidas azucaradas (como refrescos y zumos de frutas) y problemas como menor tamaño global del cerebro, empeoramiento en la memoria y atrofia de una región del cerebro, el hipocampo.
Ya habíamos mencionado en Vitónica que el exceso de azúcar puede afectar al hipocampo, generando problemas relacionados con la memoria y orientación espacial, habilidades relacionadas con el hipocampo.
El azúcar nos atrae. Estamos «programados» para que buscar el sabor dulce, a pesar de que el consumo excesivo de azúcar resulta perjudicial. El azúcar activa el sistema de recompensa del cerebro. Sí, es el mismo sistema que se activa después del ejercicio y que nos deja con una sensación de bienestar a pesar del cansancio y esfuerzo. Con el azúcar se puede conseguir lo mismo, pero de manera rápida y sin esfuerzo: normal que resulte atractivo.
¿Qué ocurre si cambiamos azúcar por edulcorantes?
¿Podría ser una buena solución? Al menos en teoría. Bueno, al menos desde el punto de vista de la publicidad. Pero los datos que tenemos, como los que nos muestran los estudios científicos, nos hablan de que las bebidas dulces, sea con azúcar o con edulcorantes, siguen siendo un problema, pues afectan también al cerebro y al organismo.
Otro estudio publicado en abril de 2017 en la revista Stroke también ofrece resultados que debemos tener en cuenta. En este estudio participaron 2888 sujetos de más de 45 años que habían sufrido infarto cerebral y 1484 sujetos de más de 60 años con demencia en fase inicial.
Analizando los resultados que incluían datos como edad, sexo, educación, ingesta calórica, calidad de la dieta, ejercicio físico, hábito de fumar… Los investigadores encontraron relación entre la toma de bebidas con edulcorante y un importante aumento del riesgo de sufrir infarto cerebral y demencia. Curiosamente no se encontró correlación entre la toma de azúcar y el riesgo de infarto cerebral.
Además, sabemos el efecto de los edulcorantes en nuestro organismo y en nuestro comportamiento es bastante importante. Puede que por sí solos no aporten calorías, pero están relacionados con procesos que en ciertos casos pueden hacer que la persona termine consumiendo más calorías en otros alimentos de las que tomaría si no consumiera edulcorante. También pueden afectar al metabolismo y están relacionados con el aumento del riesgo de sufrir obesidad y diabetes.
Es cierto que muchos estudios son observacionales (no se puede establecer que el azúcar o los edulcorantes sean los culpables) o en animales (no se pueden extrapolar los resultados al 100% hasta que no se realicen estudios en humanos). Sin embargo, hay que tener presente que, si bien, como producto, los edulcorantes no son perjudiciales para la salud, pero tampoco son efectivos para ayudar a controlar o reducir el peso a largo plazo.
Entonces, ¿qué opciones tenemos?
Una posibilidad es reducir progresivamente el azúcar o edulcorante que añadimos a alimentos y bebidas. Poco a poco se van realzando los sabores y aprendemos a disfrutar de los alimentos sin necesidad de camuflar y endulzar su sabor (recuperando tu umbral del dulzor). Si bien es posible consumir azúcar o edulcorante de forma esporádica dentro de una dieta saludable, las recomendaciones van en la línea de limitar estos productos.
Por lo tanto, las pautas siguen siendo las mismas que ya conocemos: reducir el consumo de bebidas azucaradas (refrescos, batidos, zumos envasados) y reducir también el consumo de bebidas zero o light, pues sabemos que siguen siendo parte del problema, no de la solución.
Si te apetece tomar bebidas dulces, sabrosas y más saludables que los refrescos con azúcar o edulcorante añadido, te proponemos algunos ejemplos de zumos y smoothies que puedes hacer tú mismo.
Fuente: vitonica.com