La obesidad es una epidemia que no deja de afectarnos y de sumar número de víctimas en todo el mundo, sin embargo, las cifras de su impacto puede ser aun más alarmantes si consideramos que al momento, siempre se ha usado el peso como indicador de la misma pero en realidad, no podemos fiarnos sólo del índice de masa corporal para su diagnóstico.
Obesidad: exceso de grasa independientemente del peso
Aunque hasta el momento el indicador más usado para diagnosticar obesidad es el índice de masa corporal que relaciona el peso con la altura de una persona, la realidad es que muchas personas de peso normal pueden ser metabólicamente obesas.
Y un estudio publicado a principios de este año señala que hasta un 30% de las mujeres que según el el IMC corporal no tienen obesidad, presentan exceso de grasa en el organismo y por lo tanto, pueden tener problemas metabólicas tal como los de una persona obesa. Esto es adiposidad abdominal elevada, resistencia a la insulina, dislipemias y presión arterial elevada según han observado científicos canadienses en personas con IMC inferior a 25 o lo que es igual, con peso normal.
Todo esto indica que el IMC no es un buen indicador de obesidad, por ello, en el II Congreso de Obesidad y Complicaciones Metabólicas que celebraron este año en Sevilla la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) y la Sociedad Española de la Cirugía de la Enfermedad Mórbida y de las Enfermedades Metabólicas (SECO) se coloca en tela de juicio su utilidad.
Además, un reciente estudio publicado en Frontiers in Public Health señala que independientemente del peso, un 80% de las mujeres adultas, un 90% de los hombres y un 50% de los niños en países desarrollados presentan exceso de grasa en su cuerpo, lo cual sin duda condiciona la salud y podría definirse como la verdadera prevalencia de obesidad, muy por encima del promedio mundial indicado por la OCDE este año cercano a 20%.
Sabiendo esto, es importante reconsiderar el uso del peso y el IMC como principal diagnóstico de obesidad porque así como puede ser erróneo en deportistas con alto grado de masa muscular, también puede subestimar en gran medida la incidencia de esta enfermedad.
En su reemplazo o de manera esencial junto a su uso debería emplearse bioimpedancia eléctrica para estimar el porcentaje de grasa corporal y además, evaluar la circunferencia de cintura que es un buen indicador de adiposidad abdominal.
Bibliografía consultada | Obesity Research & Clinical Practice, Volume 11, Issue 1, January–February 2017, Pages 11-18; Applied Physiology, Nutrition, and Metabolism, 2007, 32(1): 4-12, https://doi.org/10.1139/h06-092 y Front. Public Health, 24 July 2017 | https://doi.org/10.3389/fpubh.2017.00190.
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Fuente: vitonica.com